Me dirijo a usted con la intención de expresar mi profundo malestar por una información publicada por ustedes en el día de hoy (aquí el enlace a su edición digital), titulada "Maestros suspensos en primaria", firmada por Pilar Álvarez.
La
redactora no contrasta la información con las otras partes implicadas;
sólo una breve mención a la responsable de Educación de CCOO, en contra
del libro de estilo de El País que, en su artículo 1.23, página 14, dice
que "en los casos conflictivos hay que escuchar o acudir siempre a las
dos partes en litigio".
Ni una sola mención a las innumerables
irregularidades de la última convocatoria que convocó la Comunidad de
Madrid (como ustedes mismos publicaron en su momento),
convocatoria que está denunciada, por cierto. Algo que la redactora
hubiera podido averiguar si se hubiera tomado la molestia de hacer su
trabajo con un mínimo de profesionalidad.
La redactora da por buena
la postura de la Consejería de Educación, haciéndola suya, en contra del
libro de estilo de El País que, en su artículo 1.24, página 14, dice
que "si una información recoge hechos radicalmente distintos según los
narre una fuente o los explique otra enfrentada con la anterior, y el
periódico no se define en el texto por ninguna de ellas, el titular no
podrá ser adjudicado a una de las dos versiones en detrimento de la
otra". Desde la primera letra del titular hasta el último punto, la
información es tendenciosa.
La redactora reproduce el anecdotario
facilitado por la Consejería de Educación, aceptando los casos atípicos
(los de la cola de la distribución normal), como si fueran la norma. La
interpretación de los datos es torticera y perversa. La redactora acepta
esa manipulación y se convierte en altavoz de la Consejería de
Educación. ¿Dónde queda el papel del periodista como contrapeso del
poder? La Consejería de Educación ya dispone de un gabinete de
comunicación y prensa; ustedes no deberían limitarse a reproducir lo que
cualquier actor social les ofrezca. Se trata de una campaña evidente de
desprestigio del docente público, orquestada por la propia
Administración (lo que riza el rizo de lo maquiavélico), empeñada en
privatizar todo lo público. Que una Administración Pública desprestigie
lo público es el colmo de la desvergüenza, pero que un medio como El
País contribuya a esa campaña, es deleznable. ¿Han investigado ustedes
los criterios que siguen los centros privados concertados para la
contratación de su personal que, por cierto, pagamos todos? No se
molesten, ya se lo digo yo: no existen esos criterios.
Es lamentable y
vergonzoso que un medio, otrora prestigioso y de referencia como El
País, publique informaciones tan faltas de rigor, ética y
profesionalidad. ¿Se extrañan de que, según el último barómetro del CIS,
la profesión de periodista sea la peor valorada por los españoles?
Un ex lector indignado.
1 comentario:
Incluso el último problema (el de las gafas y la funda), no aparecía en el examen.....Lamentable lo de El País.
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